30.6.06

On the road again


(Vaya, parece que me ha dado por los títulos en inglés).

Hoy he salido a correr de nuevo. No lo hacía desde abril, a ver si cojo el ritmo y no lo suelto. Empecé a correr el año pasado, para preparar una media maratón (21 km 97 m). Nunca me había preparado en serio para nada y no corría prácticamente desde el instituto, y porque me obligaban.

Correr no me gusta especialmente, nada más empezar ya me noto las piernas y me volvería para casa. Creo que lo más duro son los 10 primeros minutos, después, hasta las 2 horas, bien (a paso lento, eso sí). Además, al día siguiente suelo tener agujetas, y a veces dolor en las articulaciones (rodillas o tobillos, en función de si me he pasado). Lo mejor de correr es la música que siempre llevo puesta (para las carreras la banda sonora de Bridget Jones está genial).

¿Por qué corro, entonces? Pues por los resultados. Desde que corro mi culo ha recibido el calificativo de “culo de brasileña”, no como chocolate, pero tengo algo de tableta en las abdominales, y la celulitis... si te he visto, no me acuerdo (necesitaba masejearme un poco el ego, lo siento).

Bueno, pues si sigo así, sólo me faltará aprender a hacer páginas de estilo (.css?), pero me parece que hoy va a ser que no (broma privada).

25.6.06

Topless or not topless, this is the question


Hace unos tres años decidí que ya estaba bien de marcas de tirantes y me lancé a la práctica del topless. Mis amigas lo hacían, así que, por qué no yo (no, no os penséis que hago todo lo que hacen mis amigas, pero me gusta tener referencias en las que fijarme).

Desde entonces, aparte de tener un moreno más integral (aunque no completo, pero todo llegará), he notado una reducción sustancial en el gasto en ropa para la playa (iba a poner bikinis, pero como ahora sólo me compro la parte de abajo, lo de “bi” no resulta muy apropiado).

Sin embargo he notado que sigo siendo vergonzosa. Cuando voy a la playa con amigos del sexo masculino me da corte, y me pongo la parte de arriba. Este hecho me sorprende hasta a mí misma ¿si no me importa que me vean las tetas un montón de desconocidos, por qué habría de importarme que me las vieran mis amigos? Y no me pasa sólo con los solteros, también con los que tienen pareja, no importa, me incomoda.

La reacción sería completamente lógica si estuviera hablando de conocidos (el jefe, un cliente, el vecino...), pero en ese caso el encuentro sería casual, puesto que con ellos no quedas para ir a la playa, y con ponerte la parte de arriba, solucionado.


En fin, que ante este comportamiento tan irracional, ahora ya no me apetece ir a la playa en plan grupo como hacíamos antes, sino que prefiero quedar sólo con las chicas. Eso sí, no soy tan drástica como para quedarme en casa si viene la parte masculina.

20.6.06

Encuestas misteriosas

De un tiempo a esta parte (casi un año ya), muchos días estoy casa en horas de trabajo. Es increíble el montón de llamadas que se reciben, casi todas con el número oculto (en mi teléfono aparecen como -------).

La mayoría de estas llamadas son, según dicen, encuestas, pero en realidad se trata de llamadas en las que te intentan vender algún producto.

Los más insistentes:

  • Adsl de Retevisión (o Wanadoo, no recuerdo): una vez se me ocurrió decir que me lo estaba pensando y me llamaban todos los días, hasta que les dije que como volviera a recibir una llamada suya les iba a denunciar, que me borraran de sus bases de datos ya. Ahora tengo Adsl con Telefónica y las llamadas afortunadamente han cesado
  • Imagenio de Telefónica: una chica que para cuando acaba de saludarte ya te has dormido de lo despacito que habla (a mí personalmente me pone nerviosa la gente que habla muy despacio, pero quizás sea una técnica para trabajar menos, si hablas tan lento no te da tiempo a hacer demasiadas llamadas). En cuanto oigo Imagenio, digo que no me interesa y cuelgo. Estas llamadas todavía siguen, quizás tendré que aplicar el método amenaza

Hoy, sin embargo, creo que he recibido la llamada más curiosa de todas. Una chica que me dice que llama para hacer una encuesta sobre el servicio de la empresa central del gas, que si tenía gas natural en casa, con calefacción y agua caliente. ¿Empresa central del gas? Total que como estaba inspirada le pregunto: “¿Pero de qué compañía llamas? porque empresas distribuidoras de gas hay muchas”. Su respuesta: “pues de la central, la que tiene la sede en Ronda Universitat”. Mi contestación: “¿Pero no sabes para qué compañía estás haciendo la encuesta?”. Ella: “pues no, pero muchas gracias” y ha colgado.

Por un día me he quedado con las ganas de saber qué es lo que me quería vender la tipa esa y también de saber si me llamaba de una compañía real, sólo para tomarme la molestia de llamar y decir que contratan a unos petardos para hacer encuestas que son tan malos que ni siquiera saben para quién trabajan.

18.6.06

Más vale tarde que nunca...


Vaya retraso llevo con los posts del blog. Tengo varios en mente, pero me está costando lo suyo ponerme a escribirlos.

Éste de hoy debería haberlo escrito el martes por la noche, al volver de patinar. Por fin, después de tres semanas de intentos fallidos, volví a las clases de patinaje en línea. Sigo tan torpe como siempre, aguanto el equilibrio pero no sé frenar y los giros hacia la derecha (que se supone que son más fáciles), me salen de pena.

La clase fue bastante bien, aunque después de 3 o 4 clases (las anteriores las hice hace más de un año, cuando me compré los patines), he descubierto que cada vez que te explican cómo frenar, lo hacen de forma diferente.¿Será por eso que soy la única de la clase que no lo pilla?

A pesar de esta deficiencia en mi estilo de patinaje, había pasado la mayor parte de la clase sin caerme (incluida una bajada en la que se supone que teníamos que frenar 3 veces y que yo hice del tirón, pero sin besar el suelo...). Pero claro, la cosa no podía durar eternamente, y en vista que por mí misma no me caía, me arrasaron dos tíos por detrás y di con mi culo en el suelo (si me caigo por méritos propios ya he aprendido a hacerlo sobre las rodillas, donde llevo protección). No voy a decir dónde se podían meter las disculpas esos dos (aunque algunos de mis amig@s me han dicho que a lo mejor querían ligar...). Creo que la primera regla del patinaje debería ser “si te vas a caer, cáete sólo”.

De resultas de la caída, tengo un morado en la pierna de unos 3,5 cm de diámetro (sí, sí, lo he medido con la regla, me gusta ser precisa). Ahora ya sólo me duele si aprieto, pero durante unos días incluso lo tuve hinchado. Como información decir que en mis anteriores clases conseguí un morado en el culo que al menos medía 10 cm (aunque confieso que no lo medí, así que quizás en el recuerdo lo tengo magnificado).


El martes que viene más, a ver si consigo frenar de una vez por todas y empiezo a utilizar los patines como medio de transporte.

6.6.06

Desde el tren

Escribo esto desde el tren. Hacía mucho que no utilizaba el ordenador en el tren, pero son las 22:20 y estoy tan cansada que ni siquiera puedo quedarme medio adormilada como suelo hacer normalmente.

Hoy es fiesta en Barcelona, pero a mí me ha tocado trabajar (esto de trabajar por su cuenta tiene estas cosas). Total que he salido de casa a las 7 de la mañana y voy a llegar pasadas las 11 de la noche. No está mal (yo que pensé que había dejado de ser una workaholica).

Y no llego a estas horas únicamente porque he tenido que trabajar mucho, no, sino también porque los amigos de Renfe, en un servicio que empieza en un municipio en el que hoy no es fiesta y que termina en otro en el que tampoco, no tienen nada mejor que hacer que poner horario de festivo.

Así pues, esta mañana, he salido de casa con bastante margen, y al llegar a la estación va y me encuentro que el tren que me iba bien no volvía a pasar hasta 50 minutos más tarde. Como tenía una reunión a las 8:30 he cogido un tren hasta Martorell y luego me he gastado un pastón en un taxi que me ha llevado de Martorell a Sant Sadurní.

Para volver, he tenido que esperar más de media hora, porque durante todo el día de hoy la frecuencia ha quedado reducida a 1 tren cada hora, pero he decidido acabar un informe y no dejarlo para mañana. Además he cogido el último tren (realmente no sé qué hubiera hecho si por cualquier motivo lo llego a perder...).

Aparte de este percance con el tren, hoy no debe ser mi día, porque también se me ha estropeado el móvil y no consigo encenderlo. Espero que únicamente sea una cuestión de la batería porque en el móvil tengo muchísima información (como por ejemplo el cumpleaños de toda la gente a la que aprecio, un montón de teléfonos útiles e inútiles y, lo que es más importante, todos los mensajes guarrindongos que he recibido de algunos de mis amigos con derecho a roce).

Hoy vuelve S de la Rivera Maya, y claro, hasta que no llegue a casa no podré intentar contactar con ella (supongo que si ya ha aterrizado debe de estar cabreada porque no le devuelvo las llamadas, o, seguramente, preocupada).

Bueno, voy a acabar el post. Ahora estoy esperando el metro, porque el tren no me ha llevado hasta mi parada, sino que me ha dejado en Sants, lo cual me va a suponer añadir entre 15 y 25 minutos más al tiempo de mi trayecto.

3.6.06

¿Una ilusión?


Ayer tenía pensado escribir un post y lo iba a titular “Hoy me siento...guapa” (aunque dudaba entre escoger “guapa” o “flex” o “bien”). Cuando llegué a casa estaba bastante cansada, así que lo dejé para hoy. Como veis, el título ya ha cambiado.

¿No os ha pasado nunca que hay días en los que os veis especialmente guapos? A mí me pasa de vez en cuando, y tengo comprobado que no es una cuestión de mi estado de ánimo, sino que los demás también lo aprecian (es muy agradable oír al llegar al trabajo “hoy estás muy guapa, ¿te has hecho algo?”, cuando sabes que llevas el mismo peinado, la misma ropa y el mismo maquillaje de siempre. Y si te lo dice uno de los chicos más guapos de la oficina, pues mejor que mejor).

La cuestión es que parece que ayer era uno de esos días. Me despertó la radio del despertador, después de haber dormido de un tirón casi siete horas (tengo problemas para dormir y raramente puedo dormir más de 4 horas seguidas, me despierto y si tengo suerte me vuelvo a dormir, si no hay suerte, pues a dar vueltas por la cama o me levanto, en función de la hora).

La báscula me dio una buena noticia (la operación bikini, a base de ensaladitas y cereales por fin estaba dando resultados) y el espejo lo confirmaba, el vientre casi plano, todo un record.

Total, que después de la ducha y mientras me estaba vistiendo, a pesar de tener el horario un poco ajustado (tenía que ir a llevar unos papeles del trabajo y luego tenía que ponerme a estudiar para el examen de inglés de la tarde), me entretuve con mi nuevo juguete para el ordenador y me estuve haciendo unas fotos (la del post de hoy es una de ellas, aunque como os he dicho, las estuve haciendo al salir de la ducha...). No he quedado como una modelo, pero estoy contenta con el resultado.

Después de las gestiones conseguí estudiar, hice un examen bastante potable (el 27 de junio nos dan las notas). Sólo llegué tarde al último compromiso del día, que quedó finalmente aplazado hasta el 23 de junio. En resumen, un buen día, de esos que te dejan con la sensación que no lo has desaprovechado.

Dejé aplazado el post para hoy, pero hoy las cosas ya han cambiado. No he dormido de un tirón (de hecho me quedé dormida en el sofá y luego, ya en la cama, me he despertado un par de veces antes de levantarme definitivamente). La báscula me ha bajado los humos (y eso que ayer, con lo del examen, no merendé los donuts de rigor del viernes). Y ni siquiera intento hacerme una foto, porque todavía me puede dar un infarto del susto.

Qué dura es la vida y qué suerte tengo que estas tonterías sean mis principales preocupaciones.

1.6.06

Llamadas imprevistas...


Hoy no iba a escribir (es ya tarde, he trabajado todo el día y estoy cansada), pero he recibido una llamada inesperada que me ha alegrado mucho.

Mi mejor amiga está de vacaciones en la Rivera Maya desde el domingo, y la echo de menos un montón. Ella también a mí, así que hoy se ha gastado una pasta sólo por llamarme, mientras su novio estaba haciendo una siesta.

Solemos hablar casi todos los días (a veces varias veces) y últimamente, si no nos llamamos, empezamos a preocuparnos por si nos ha pasado algo. Los domingos casi siempre hay un mensaje (mío o suyo) que dice “Duermes?”. Es la señal para llamarnos y comentar la jugada.

Ayer también recibí otra llamada inesperada, de un amigo de Zaragoza. Ya hacía varias semanas que quería llamarle, pero no lo había hecho. Al final se me adelantó. Ahora, para redondear el día, sólo espero una llamada que no se va a producir, aunque quizás toque mañana...