29.10.06

Operación triunfo

Recuerdo que cuando emitieron la primera edición de Operación Triunfo me extrañó descubrir que algunos de mis conocidos no habían soñado con ser famosos cuando eran pequeños. Yo pensaba que ése era el deseo de todo crío, y más de una generación que creció viendo Fama.

Este flash-back ha venido a mi cabeza mientras escuchaba una canción de Alanis Morissette (Thank U). He pensado que si yo fuera cantante, actualmente estaría en una fase muy prolífica, y tendría mucho material para escribir canciones de éxito (es decir, canciones de desamor).

La pena es que no tengo talento artístico, aunque afortunadamente para mí (y para todos los demás), me di cuenta de eso cuando era muy pequeña, y a pesar de mis ganas de ser una cantante o actriz famosa, decidí orientar mi carrera a otros campos en los que tendría más posibilidades de ganarme la vida.


thank you india
thank you providence
thank you disillusionment
thank you nothingness
thank you clarity
thank you thank you silence

19.10.06

Besos

Hoy, mientras me echaba la cremita de turno enfrente del espejo, he pensado en los besos. Dice la canción lo que importa está los besos..., y aunque El Canto del Loco no me gustan, en esta ocasión he de reconocer que tienen toda la razón.

Nunca me había planteado la importancia de los besos, hasta que me encontré con dos casos seguidos de besos no satisfactorios (por llamarlos de alguna forma). Uno de los casos fue realmente desagradable, un beso poco delicado y muy invasivo. Tan horrible que me dejó los labios hinchados por dos días (supongo que el mal afeitado también influyó). Con el otro, no sentí nada, un acto mecánico y nada más.

Estos dos casos me provocaron unas dudas tremendas. ¿Era posible que fuera culpa mía y que no supiera besar? ¿me había pasado antes y simplemente no me había dado cuenta?

Empecé a recordar y me di cuenta que me había besado con alguna que otra persona cuyos besos no eran para tirar cohetes, y a algún que otro chico le había tenido que decir que de morderme los labios, nada de nada, que no me gusta, pero nunca dos experiencias tan frustrantes como las anteriores (y mucho menos seguidas).

A pesar de las dudas, me resistía a preguntar (mejor tener la duda que saber con certeza que soy un desastre hasta en eso). Por suerte, el siguiente tipo al que besé besaba de maravilla, así que decidí que no era culpa mía, sino de la pareja de turno.


Y quizás sean los besos lo que más se echa de menos al no tener pareja estable, besos por la mañana, besos a la hora de comer, besos para merendar, besos para cenar y besos al acostarte. Pero por ahora sólo bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez... (porque es probable que lo sea).

10.10.06

El Clan Thermomix


Desde que he vuelto de vacaciones, me he enterado que cinco amigos (2 chicos, 3 chicas) disponen de Thermomix, "el robot cocinador, que prepara los platillos más exquisitos con el mínimo esfuerzo".

Ninguno de mis amigos ha desembolsado un duro por tan codiciado aparato, cuatro lo han recibido como regalo y el quinto lo tomó prestado de sus padres, con la excusa de que vivía solo y así comería mejor.

La primera vez que oí hablar de la Thermomix fue hace más de 10 años. Una compañera de trabajo la tenía y cantaba sus maravillas. Su madre la había utilizado desde siempre y, según ella, aunque era muy cara, era una inversión sin la que no se podía estar. Nos preparó una crema de calabacín (que a mí me sale igual de buena con las ollas tradicionales y el minipimer) y no recuerdo si algo más, pero nada espectacular.

Dejé ese trabajo y no volví a oír hablar de la Thermomix hasta hace un par de años, en que otra compañera de trabajo nos trajo una coca hecha con el aparatillo de turno (vamos, mezclados los ingredientes, porque el horneado iba aparte). Según ella, había hecho un sin-número de intentos hasta que consiguió que le saliera una coca en condiciones (muy buena, pero igual que la que yo hacía con 15 años, cuando todavía cocinaba repostería, y por supuesto, también con el minipimer).

El último platillo preparado en la Thermomix que he probado era una fondue, y la gracia que tenía es que estaba servida en un pan de payés (y como no, las fondues yo también las preparaba, no con el minipimer, sino con una fondue eléctrica, que no sólo te la cocinaba, sino que te la mantenía caliente y en su punto mientras dabas cuenta de ella).

En fin, a pesar de que la gente que la tiene habla de ella como la compra del siglo (los más convencidos incluso parecen de una secta en posesión de la verdad absoluta: con la Thermomix estoy comprando tiempo para mí), desembolsar más de 1.000 euros por un cacharro para cocinar me parece excesivo. Eso sí, he de reconocer que la cocina no es lo mío.

1.10.06

Dejar o ser dejado


Hoy he hablado con una amiga y me ha dicho que sea yo quien pare, que al menos me de el gustazo de saber que fui yo quien lo dejó y puso el punto final.

Por un lado, tiene toda la razón. Cuando las cosas no tiran, contra antes las acabes mejor, y si eres tú quien toma la decisión, desaparece la sensación de rechazo. Sin embargo, cuando estás enganchada a algo, aunque sepas que es malo para ti, renunciar a lo que tienes, aunque sea poco, cuesta.

Pensando en la situación, me he imaginado que debe ser parecido a dejar de fumar. Sabes que el tabaco es malo, pero estás enganchado y te cuesta dejarlo. ¿No sería más fácil si los cigarrillos te dijeran: “no importa que me enciendas, no voy a dejar que me fumes”?

En fin, triste existencia la de los cigarrillos. Acabar consumidos por el fuego para ser luego aplastados contra un cenicero o en el suelo...