4.4.10

De lobos y corderos

En la naturaleza hay estrategias ganadoras y estrategias perdedoras. Algunas lo son a corto plazo, otras demuestran sus buenos resultados a largo plazo. Está demostrado que las estrategias colaborativas dan mejores resultados a largo plazo y tienden a propagarse, aunque a la corta, estrategias egoístas dan mejores resultados.

Aunque esto de los resultados, también es relativo. Cuando me refería a mejores resultados, me estaba refiriendo al conjunto de la población. En general, los individuos egoístas, si lo son de verdad, son los que obtienen mejores resultados para ellos como individuos (aunque no necesariamente para los suyos), porque el que es egoísta de verdad, no sólo es egoísta, sino que además no tiene escrúpulos ni remordimientos, por lo que no se siente mal al ser egoísta.

Y uno puede preguntarse, y todo esto de las estrategias de la naturaleza, ¿qué tiene que ver con los lobos y los corderos? Pues como siempre, todo se liga a través de mi vida sentimental, como prácticamente todo lo que escribo.

Me he dado cuenta que los lobos disfrazados de cordero dan mucho miedo. Que van sueltos por ahí haciendo daño a diestro y siniestro, y que lo peor es que pueden machacarte sin que te des cuenta que son unos lobos, y mientras te trituran encima sientes pena por ellos.

La estrategia contraria, la de los corderos disfrazados de lobos, es una estrategia de pura defensa. El mayor inconveniente es que te mantiene bastante aislado y puede provocar rechazo, y por supuesto, que hay un cordero debajo de la piel de lobo, y ese cordero es una presa fácil si uno no se deja engañar.

Seguramente, como todo en la vida, lo mejor son las estrategias mixtas y adaptativas. El saber adoptar un papel u otro en función del entorno, pero sin llegar a perder la esencia, debería ser lo más exitoso. El truco está en la velocidad de respuesta.

Y mientras escribo esto ha empezado a sonar en Spotify Hungry Like the Wolf ¿significará algo?



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