28.6.07

Placeres 2

Cuando era pequeña en clase nos hicieron dibujar la comida que menos nos gustaba. Yo dibujé una nuez. Las encontraba amargas y, encima, imposibles de abrir sin espachurrarlas completamente.

Hoy, en cambio, las nueces son uno de mis vicios. Me gustan especialmente con queso. En la ensalada con queso fresco, mozzarela o feta. Voy rebuscando entre los vegetales para hacer el bocadito perfecto de nueces con queso. También me las como solas, picoteando entre horas (por cierto, ahora ya las compro sin cáscara).

Pero como más me gustan es con queso tipo filadelfia o con un quesito. Todavía no he podido decidir qué combinación es mi favorita. Si las tomo con filadelfia, uso las nueces como si fueran un biscote y las unto de queso. Si me las como con un quesito, rebozo el quesito de nueces, a modo de crocanti. Simplemente delicioso, aunque luego no me extraña que mi índice de grasa corporal me salga tan alto.

23.6.07

Como Sarah Connor

Ayer fui al gimnasio a que me cambiaran el programa de entrenamiento. Según las recomendaciones, es un programa que debe cambiarse cada dos meses. El mío ya tenía dos años (lo cual dice mucho de mi constancia a la hora de ir al gimnasio, ejem).

El caso es que para cambiarte el programa, primero te hacen un control de seguimiento. Una de las cosas que me midieron es el índice de grasa. Por mucho que se empeñe la gente en verme delgada, las máquinas no mienten, y en este caso me dan la razón: 32% de grasa. Dentro de lo normal, pero para mi edad rozando el larguero y casi a nivel alto (hasta la chica que me hizo la prueba se mostró un poco sorprendida).

Sin embargo, lo que más me gustó ayer fue una de las pruebas de nivel físico que me hicieron con una máquina denominada Gravitón. Te cuelgas de los mangos y tienes que levantar tu cuerpo a pulso. Como eso es muy difícil la máquina te permite usar un contrapeso, que son los quilos que le quitas a tu propio cuerpo. Mientras hacía los ejercicios me sentí como Sarah Connor en la segunda parte de Terminator, haciendo el mismo ejercicio en la pata de una cama mientras está ingresada en el hospital (me parece que es una cama, pero no estoy segura). En esa secuencia a Linda Hamilton se le ven unos brazos preciosos, y siempre me había preguntado si realmente ella era capaz de levantarse a pulso de esa manera. Con el Gravitón ya no hay duda, hasta yo puedo hacerlo.

Por cierto, ya es verano.

20.6.07

Pollo al curry

Mañana es miércoles. Toca comer pollo o carne. Tengo el congelador prácticamente vacío, anticipando las vacaciones de agosto. He ido consumiendo todo lo demás, esperando que algún día me llamaras y me dijeras: hoy voy a cenar.

Mañana me comeré una de las dos raciones que estaba guardando para nuestra cena. La semana que viene caerá la otra. Tienes 7 días para decidirte, aunque ahora sólo será una degustación.

Supongo que pasará tiempo antes de que me vuelva a decidir a cocinar, así que aquí dejo la receta (para 4 personas), tal y como la cocino yo, por si alguien se anima


Ingredientes
  • 1 kg de pollo cortado a trocitos
  • 5 cucharadas de café con leche bien llenas de curry
  • Aceite
  • 4 cebollas medianas cortadas finas
  • 4 tomates medianos pelados y cortados a trozos
  • 2 tazas de agua
  • 1 cucharada de café con leche de jengibre
  • 2 dientes de ajo cortados finos
  • sal
  • arroz (1/2 taza por persona)

Receta

Sofreír la cebolla hasta que esté dorada. Añadir el ajo y el jengibre y seguir sofriendo unos 3-4 minutos. Añadir el curry y los tomates troceados y continuar con el sofrito hasta que el tomate esté hecho.

Salar el pollo, añadirlo a la salsa y freír durante 3-4 minutos. Añadir el agua y cocer a fuego vivo mínimo 20 minutos, pero en realidad hasta que se evapore el agua y quede una salsa espesa.

Servir con el arroz hervido (mejor basmati)

16.6.07

Engaños

Acabo de hablar con mi amigo I. Me gusta hablar con I porque me hace reflexionar. Ahora estoy pensando en que posiblemente me engaño a mí misma. La cuestión es que todavía no veo qué gano haciendo eso. Creo que tengo claras algunas cosas, pero posiblemente también eso sea un engaño.

Lo que estoy descubriendo es que la gente ve cosas en mí que yo no imagino que estoy transmitiendo. Entonces pienso en que el problema es que no exteriorizo bien mis sentimientos. Pero quizás eso sea un engaño también. ¿Y si exteriorizo perfectamente y el problema es que yo no reconozco lo que siento?

Tengo disociadas mi parte racional y mi parte emocional y encima no sé lo que quiero. Pienso demasiado. Siento en exceso. Montaña rusa. Mi cabeza está llena de preguntas, mis ojos llenos de lágrimas y siempre me vienen a la cabeza los cuentos infantiles. El tercer cerdito construyó su casa de ladrillo y ésta fue la única que aguantó la tormenta.

Quizás sea hora de volver a coger la paleta y el capazo y reconstruir la muralla en ruinas, aunque eso signifique que el sol ya no se cuele entre los cascotes. Quizás mejor coger el pico y derribar lo poco que todavía queda en pie. Seguro que hay una tercera opción y ésa es la adecuada.

Dr. Strangelove hoy me diría que estoy plasmando demasiado en mis posts. Tiene razón. IV me dice que explicar las cosas, verbalizarlas, ayuda a relativizar los problemas, pero también dice que explicarlo a alguien hace que se sienta comprendida. Por eso no es suficiente escribirlo, hay que colgarlo. Yo todavía no sé si escribir y publicar me ayuda o no. Creo que al menos no me hace daño, pero de eso tampoco estoy segura.

15.6.07

Sopa de ideas

Normalmente, de camino al metro, voy pensando en el próximo post que escribiré. El metro está cerca de mi casa y no cojo el metro todos los días, así que únicamente me da tiempo a pensar en un título y, como mucho, en el primer párrafo. Cuando llego a casa me da pereza ponerme a escribir, así que la mayoría de mis posts mueren al final de ese par de cientos de metros, en cuanto desvío mi atención a la búsqueda de la tarjeta dentro del bolso.

Hoy, sin embargo, quiero recoger dos ideas que se me han ocurrido esta semana. En la ducha estos días estoy escuchando a los Duran Duran. Siguen encantándome y esta vez me ha gustado especialmente I don’t want your love... to break me down. El título del post hubiera sido Escucha selectiva y como subtítulo podría haber añadido Addictions vol. 3 (al fin y al cabo yo conozco a Robert Palmer porque fue el cantante de Power Station, un spin off de los Duran Duran). Ya sabes, aunque nunca leas esto, I don’t want your love (¿o sí?).

El segundo post se hubiera titulado Envidia. La verdad es que me gustaría inspirar a alguien cosas tan bonitas como las que a veces escribe Confin (y qué narices, no sólo inspirarlas, sino que me las escribieran y que todo el mundo supiera que se refieren a mí).

Y por cierto, escribir este post también se me ocurrió de camino al metro. Y como título estuve barajando usar Miscelánea de pensamientos en honor a Pauli (porque ella lo vale), pero no me gustaba el “de” (tengo un libro que se llama Miscelánea matemática, y así sí que me gusta, pero no se me ocurre cómo derivar un adjetivo que signifique “de pensamientos”).

12.6.07

No puedo...

El otro día, cenando en Londres con un amigo, va y me suelta: No puedo ser tu novio. Me hubiera gustado poder ser cariñoso contigo, presentarte a mis amigos como mi novia, pero no puedo. No eres el tipo de chica que me atrae.

Tú tampoco eres el tipo de tío que me atrae, y, además, yo no quiero ser tu novia.

La conversación siguió en un estira y arronsa, hasta que al final prácticamente le dije: pues si no te gusto, es tu problema y te jodes. Yo he venido a Londres a visitar la ciudad y no a liarme contigo.

S me ha dicho que no había ninguna necesidad de que me dijera eso, que fue cruel por su parte. Como S me conoce bien, me ha preguntado qué es lo que dije que pudo hacer que él intentara vengarse soltándome esas cosas. Yo tengo otra teoría, en realidad sí le gusto, pero como sabe que yo no querría ser su pareja, dice esas cosas en voz alta, para convencerse él mismo (mi versión me gusta más, evidentemente, aunque seguro que tampoco es la correcta).

Lo que sí me confirmó mi amigo sevillano de Londres es que algo tengo que pone nerviosos a los hombres. Posiblemente el escote, jajajaja.

11.6.07

Repetida

Me resulta curioso que hayan otras personas que se llaman como yo. Si pongo mi nombre y primer apellido entre comillas en el google aparecen miles de páginas, 11.000 para ser exactos. Yo no aparezco hasta la tercera página (he mejorado, la última vez que lo hice me cansé antes de llegar a mi site).

Lo curioso es que algunas de estas mujeres tienen hasta mi misma titulación y se dedican a cosas parecidas a las que yo hago. También hay una psicóloga y una artista. Y el otro día, una de mis compañeras de viaje de verano me dijo que una colega médico suya se llamaba como yo. Geográficamente hablando, estamos repartidas por todo el planeta.

A veces pienso si todas las personas con el mismo nombre no somos más que diferentes facetas de un mismo yo. En cierto modo, tener un nombre tan común me hace sentir que he perdido un poco de mi individualidad, pero entonces busco mi nombre con mis dos apellidos y entonces sí, aparece una única referencia y ésa soy yo. No es la mejor referencia, pero menos da una piedra.

8.6.07

No tengo las respuestas

Hoy he hablado con uno de mis amigos virtuales (amigos con los que básicamente me relaciono a través de msn). Por lo que parece, está pasando una mala racha (trabajo, vivienda, amores...). Esta vez ha sido él quien ha iniciado la conversación (normalmente suelo hacerlo yo).

Me ha dado la impresión que buscaba un apoyo. Como siempre, yo he intentado racionalizar el problema, buscar soluciones posibles, pero a todo lo que yo proponía le veía pegas. Al final creo que incluso se ha molestado conmigo, aunque se ha dado cuenta de que no era justo. Le he dicho que me hubiera gustado ayudarle, pero que entendía que ese mal trago debía pasarlo solo. Dos horas después, al ver que yo no salía me ha dicho que hoy él no era buena compañía y que, como mucho, saldría a emborracharse.

Últimamente me duele que la gente a mi alrededor lo pase mal, que yo no pueda ayudarles. Creo que nadie lo espera, nadie excepto yo. Aunque en realidad me temo que no he cambiado y sigo tan egoísta como siempre, simplemente lo que me duele es mi impotencia y mi incapacidad para solucionar problemas (propios o ajenos).