5.1.07

Sonrisa tonta

Este año he vuelto a poner por escrito los objetivos que quiero conseguir. Entre ellos está el de ir al gimnasio o hacer ejercicio una media de tres días por semana. De momento, en lo que llevamos de la primera semana del año, ya he ido 4 veces, con lo que este objetivo de momento lo estoy cumpliendo.

Ayer, en el gimnasio, mientras corría en la elíptica, se puso en la cinta de correr de enfrente un tío súper-cañón. Buen cuerpo, moreno y bastante majo de cara (reconozco que no llevaba ni las gafas ni las lentillas, por lo que puede ser que esté exagerando). En fin, el caso es que desde que me fijé en él no pude evitar que se me fuera escapando la sonrisa tonta mientras seguía corriendo.

Intenté que no se me notara que estaba mirándole, distrayendo la vista hacia los televisores del fondo, pero de vez en cuando, mi mirada volvía a él. Me fijé que él también hacia ejercicio con cara sonriente, supongo que porque debe saber el efecto que causa.

No hubo miraditas (gracias al cielo, porque soy fatal en eso) ni conato de acercamiento por su parte, y en cuanto acabó de correr ya no volví a verlo más, pero fue uno de aquellos días en los que ir al gimnasio te deja con ganas de volver (a pesar de que al día siguiente te duela todo el cuerpo).

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