18.6.08

Mi buena obra del día

Hoy he ido al gimnasio. Al cerrar la taquilla me he dado cuenta que en la muñequera que hace de llavero de la llave del armario habían dos preciosos pendientes de plata (o quizás de oro blanco, no sé distinguirlo si los dos brillan).

Durante una fracción de segundo (o quizás varios segundos, no sabría decir) he estado tentada de quedármelos. Unos aros de tamaño mediano que seguramente me quedarían estupendos. Sin embargo, los he subido a recepción, por si su legítima dueña los reclama.

Me gustaría que si alguna vez alguien encontrara algo que yo he perdido, lo dejara en un lugar donde pudiera reclamarlo. Lo que pasa es que lo que a veces pierdo es la cabeza (la pierdo o se me va), y en ese caso, ¿cuál sería el lugar apropiado para ir a reclamarla?

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