8.12.08

¿Despistes?

El tiempo pasa volando y, dicen algunos, con el tiempo nos volvemos más sabios. Yo no estoy segura de ello, pero de lo que sí estoy segura es de que a partir de una cierta edad, conforme pasa el tiempo, nuestras capacidades mentales se van reduciendo.

Algunas veces, me encuentro a mí misma dirigiéndome a la cocina o a alguna habitación de la casa y una vez allí me doy cuenta de que no sé por qué había ido allí: ¿tenía sed?, ¿iba a preparar la bolsa del gimnasio para la tarde?...

Hoy creo que he dado un paso más en el deterioro neuronal. Como cada mañana, sobre las 11 y media me he preparado un té. Cuando ha sonado el timbre del microondas señalando que el agua ya estaba me ha asaltado la duda sobre si había seleccionado un minuto y medio, que es lo que tarda en calentarse la leche para un café soluble, o bien dos minutos y medio, que es lo que tarda el agua para el té negro. Por si las moscas, lo he puesto a calentar un minuto más.

Una vez caliente el agua he metido el infusor en la taza y he esperado los cuatro minutos de rigor jugando una partida de cartas en el ordenador. Seguramente han pasado más de cuatro minutos, pero cuando he vuelto a la cocina me he sorprendido al ver que el agua no había tomado color. Qué raro, es té negro, he pensado. He agitado el infusor y nada. Al sacarlo me he dado cuenta que no había puesto té dentro del cacharrito.

Al final he decidido prepararme un té empezando de nuevo, así que he tirado el agua, he llenado la taza y esta vez, con una precisión milimétrica, he conseguido hacerme un té delicioso. ¿Es grave, doctor?

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