13.7.08

Croqueta

Cuando era pequeña iba con mis padres y hermanos a la playa. Siempre íbamos por la tarde, para evitar las quemaduras del sol, puesto que en mi familia tenemos la piel muy clara. Nos llevábamos los flotadores, los cubos, las palas, el termo floreado con agua y supongo que un montón de cachivaches más que no recuerdo.

Lo que sí recuerdo claramente es que mis padres no se pringaban nunca de arena. A la hora de marcharnos, cogían los cubos, los llenaban de agua y nos quitaban la arena de encima. Luego, nos cogían en brazos y nos llevaban en volandas hasta fuera de la playa. En aquella época pensaba que el no pringarse era debido a que mis padres eran mayores (aunque ellos todavía no habían cumplido los 30 años) y que los mayores no se pringaban como los niños pequeños.

Han pasado muchos años desde entonces, y ahora con 37, me doy cuenta que la edad no tiene nada que ver. Cada vez que voy a la playa acabo croqueta, totalmente rebozada de arena, con la diferencia de que ahora nadie me la quita con el cubo de agua y me lleva en brazos hasta un lugar seguro.

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