3.5.08

Los mejores piropos

El otro día, durante una cena con amigos, me hicieron una pregunta que no recordaba me hubieran hecho nunca: y a ti, ¿qué piropos te dicen?

Tu sonrisa ilumina el local, respondí, por poner un ejemplo y la conversación derivó hacia otros derroteros más interesantes. Eso sí, como suele sucederme a menudo, una pregunta casual me ha hecho reflexionar.

Mi conclusión es que los piropos más efectivos son aquellos que te diferencian del resto de personas. Por ejemplo, si te dicen: guapa, está bien, pero no tienes referencias para saber cuán bueno es el piropo. Guapa te lo dice la verdulera cuando te atiende, y se lo dice también al adefesio que iba delante tuyo en la cola, así que no es un término muy diferenciador. Mejor en este caso decir: eres la más guapa del local, aunque eso sólo sirve si realmente eres un bellezón (no es el caso) o el nivel del local es bastante pobre (ése a veces sí es el caso). La pregunta sobre si eres modelo sólo sirve para las incautas. Si reflexionas un poco, hay muchos tipos de modelo (no sólo las top models), y como me dijo una vez un amigo que había hecho de modelo, no sólo se buscan bellezas, hay modelos feos, bajos, gordos..., en función de lo que se busque publicitar (mi amigo sin embargo era de los muy guapos).

Otro tipo de piropo que conmigo funciona es el que resalta mi timidez como una cualidad atractiva: ¿por qué te escondes si no tienes nada que envidiarle a tus amigas?. No me escondo, respondo yo, simplemente no soy tan extrovertida como ellas. No es eso, tú eres diferente a ellas, éste no es tu sitio. Supongo que en eso llevan razón, no me muevo especialmente bien en los locales nocturnos. Me gusta salir, bailar, tomar alguna copa, pero soy una completa inútil a la hora de conocer a gente nueva. Como digo siempre, yo prefiero llevar los amigos puestos.

También he de reconocer que el efecto de los piropos depende también de mi estado de ánimo. Hay veces que me he sentido mala y he dejado que me piropearan durante horas, eso sí, advirtiendo que no iban a conseguir nada conmigo y que quizás sería mejor invertir el tiempo en una víctima más propiciatoria. Cuando ya he tenido piropos suficientes me he largado sin ni siquiera decir mi nombre, dar dos besos y mucho menos mi teléfono.

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