19.4.08

Not meant to be

Ayer, mientras le daba los últimos toques al post anterior, hablaba con mi amigo el sevillano. Pensando en él, me he dado cuenta que lo mismo que el destino se empeña en unir a ciertas personas, también se encarga de poner trabas para impedir otras relaciones.

Conocí al sevillano en un viaje a Egipto. Yo iba con MD y él con su hermana y su madre. Total, que desde el primer día no llevamos bien, y más o menos siempre íbamos juntos. Al principio me dio la impresión que él tonteaba con las dos, aunque al final del viaje creo que ya estaba claro que entre nosotros podría haber algo: el momento Titánic, como lo describía su hermana.

Sin embargo, el momento Titánic no llegó. Nuestra última noche en el Cairo, cuando se supone que nos íbamos a tomar una copa y donde quizás hubiera pasado algo fue un desastre. Durante la cena, él con indigestión y visitas varias al baño y luego, de vuelta al hotel, desastre con el check out de su habitación. Total que ni copas ni nada. El momento Titánic, tocado y hundido. Sin embargo, no todo parecía perdido. En un mes y medio se celebraba la Feria de Abril, y MD y yo fuimos invitadas a ir a Sevilla y alojarnos en casa del sevillano.

Fuimos a la Feria de Abril y la primera noche, entre copa y copa en una de las pocas casetas de libre acceso, parecía que iba ganando terreno y que quizás esa vez sí que llegaría el momento Titánic. Pero no, apareció una chica, hizo un ataque frontal y se lo llevó de calle (he de decir que yo ni siquiera luché ni un poquito, en cuanto vi la situación pensé que las relaciones a distancia son una mierda y que una cosa es dejarse llevar y otra poner empeño en algo que quizás ni siquiera fuera a llegar a buen puerto). Creo que en esa ocasión hice bien, puesto que hoy el sevillano y la otra chica están viviendo juntos. Seguramente si hubiera intentado algo, al final se habría jodido todo y encima yo ya no tendría esos amigos en Sevilla.

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