20.4.08

Sin tetas no hay paraíso

El otro día, delante de un vodka con naranja con O, la conversación derivó hacia el tema del busto femenino, ya se sabe, tiran más dos tetas que dos carretas.

O, en tono confidente, con media sonrisita y una ligera inclinación de cabeza hacia mí, como para evitar que cualquier otro pudiera oírnos, me dijo que los senos operados eran un asco. Esta es la mía, pensé para mis adentros. Mis tetas son operadas, le espeté en un tono serio y ofendido.

Estaba oscuro y no pude apreciar el cambio de color de su cara, pero estoy segura que se quedó lívido. Al menos la cara le mudó por completo. Ah, bueno, pues no lo parecen... lo siento, ejem (tierra trágame, debía estar pensando). La afirmación sobre que mis pechos son operados es totalmente capciosa y siempre provoca el mismo resultado. ¿Se va a atrever alguien a decir que no son lo suficientemente perfectos como para ser operados? Como mucho pueden decir que parecen totalmente naturales, y claro, sin la prueba del tacto, pues difícil de comprobar. Me encanta ese momento.

Lo que sí es cierto es que hay muchas calidades en cuanto a una operación de aumento de pecho (acordes con el precio). Un rango entre 3.000 € y 9.000 € da para mucho. También la técnica avanza una barbaridad, y si la silicona de antes debía reemplazarse cada 10 años, las nuevas tetas ahora ya duran hasta 20 años.

Yo todavía no entiendo porqué hay gente que se empeña en afirmar a toda costa que lo natural siempre es mejor. Para mí el quid de la cuestión está en la motivación. ¿Para qué te haces una operación de cirugía plástica? Si es para estar mejor contigo misma, pues adelante (eso sí, no escatimes y búscate al mejor, las chapuzas son horribles). Si lo haces porque crees que gustarás más a otros, entonces quizás deberías pensártelo dos veces.

No hay comentarios: